Realidad virtual contra la soledad del cáncer infantil
Un proyecto de la Universidad de Málaga, el Polo Digital y Cudeca trata de evitar con tecnología de última generación el padecimiento que sufren muchos niños enfermos
Fuente ABC-J.J. MADUEÑO
La fundación explica que el ser humano es por naturaleza vulnerable y frágil, así como susceptible de vivir períodos de postración esporádicos o crónicos. Por tanto, cualquier aportación o innovación en el estudio de las personas en cuidados paliativos, así como de sus allegados y cuidadores son una contribución de valor para la sociedad por la intensidad vivencial.
«Cuando están en su casa tienen una relación con amigos, familiares y compañeros. Están conectados al mundo. Eso se rompe con la enfermedad, la idea es que con unas gafas se sientan conectados otra vez a sus seres cercanos», añade Peralta, quien dice que «es importante porque mejora su actitud ante la enfermedad y da fuerza para afrontarlo todo».
Desde Cudeca se expone que ya existen aplicaciones donde se puede ir al cine con una sensación hiperrealista en 360 grados, así como ver una película sin separarse de la cama del paciente o pudiendo monitorizar tanto al enfermo como al propio cuidador. De este modo, se quiere aprovechar esa tecnología para ayudar a los niños a salir de su soledad.
La fundación quiere que con este tipo de soporte los menores enfermos puedan estar en clase, ir al cine o estar en un salón con sus amigos. «Ellos están acostumbrados a esta tecnología. Lo primero que nos pidió un niño con 16 años fue una videoconsola con unos juegos para estar en contacto con sus amigos», señala Peralta, quien explica que es un paso más en esas relaciones virtuales.
El proyecto tiene una financiación de 45.000 euros para su desarrollo conjunto con la Universidad de Málaga y con el Polo de Contenidos Digitales de Málaga. Los gastos están desglosados en 20.000 euros para pediatras y psicólogos especialistas en cuidados paliativos. Otros 14.000 euros para los técnicos de la investigación cualitativa y cuantitativa con la transferencia de la experiencia a otros colectivos, tabulación y análisis de los resultados e informe de conclusiones.
Luego, 3.000 euros más para la creación de los espacios virtuales, así como grabaciones y equipos de gafas, cascos, hardware o cámaras. Y, por último, otros 3.000 euros más para el personal investigador que llevara a cabo la parte técnica del proyecto conjuntamente con el equipo asistencial.
La idea que Cudeca quiere implantar no es sólo poner unas gafas y que los niños se conecten, sino que intenta crear también una experiencia inmersiva que recabe datos mediante neurociencia. Los investigadores trabajarán en soluciones alternativas para evitar el mal del movimiento o cinetosis, como pueden ser pantallas de televisión de gran tamaño o proyectores acondicionados en espacios de estimulación sensorial creados para este tipo de pacientes.
El diseño de la investigación necesitará, además, de un software específico a través del cual interactuar con el entorno virtual. Este debe potenciar la comunicación aumentativa y alternativa. Con toda la información recabada se elaborará un informe de conclusiones y protocolo de actuación para poder desarrollar el efecto multiplicador de esta experiencia en otros centros con pacientes.
al para proporcionar un cierto «descanso del guerrero» con aplicaciones que le saquen del día a día que está soportando.