Ayer falleció el Dr. Balfour Mount (1939–2025), reconocido como uno de los padres de los cuidados al final de la vida y pionero indiscutible de los Cuidados Paliativos.

En 1967, en Inglaterra, Dame Cicely Saunders fundó el St. Christopher’s Hospice, iniciando un movimiento revolucionario que cambió para siempre la forma de cuidar y acompañar a las personas en situación de enfermedad avanzada. Inspirado por esta visión, en 1975 el Dr. Mount creó en Montreal la primera Unidad de Cuidados Paliativos en un hospital, acuñando además el término Palliative Care para definir una disciplina nueva que integraba el movimiento hospice británico, la thanatología americana y la medicina académica canadiense.

La fuerza de esas palabras revela la profundidad de su sentido:

• Hospice, del latín hospitium, evoca la acogida y la hospitalidad, la relación cálida entre anfitrión e invitado.

• Pallium, “manto” o “cobertura”, simboliza el acto de proteger, de dar abrigo a la persona vulnerable.

Ambos conceptos expresan la esencia de los Cuidados Paliativos: ofrecer alivio, hospitalidad y dignidad en la etapa final de la vida.

La labor del Dr. Mount fue mucho más que fundacional: fue transformadora. Con su liderazgo mostró al mundo que la medicina no solo debía centrarse en la enfermedad, sino también en la persona en su totalidad, atendiendo el cuerpo, la mente, el alma y acompañando siempre a la familia. Su visión ayudó a dignificar la experiencia del final de la vida y a ofrecer unos cuidados competentes y profundamente compasivos.

Hoy lo despedimos con profundo respeto y gratitud. Gracias a su trabajo, millones de personas en todo el mundo han podido transitar el final de su vida acompañadas con humanidad, respeto a su dignidad y apoyo a sus familias.

Su legado nos motiva a seguir acompañando y cuidando con compasión, ternura y respeto, manteniendo viva la misión de ofrecer alivio y consuelo en los momentos más difíciles.